De aquella época de holgura y, quizá, de holganza, tan sólo les había quedado a los padres de mi amigo una mezquina renta en moneda fuerte, un chifle de plata (de uso personal del propio soldado de la Patria) y una mucama indígena de rasgos pétreos e inalterable mutismo, de la que sólo 30 años después de haber sido traída a la casa se supo que se trataba de un hombre.
-La quise mucho en mi candor de niño -me contaba Hilario-, por eso me dolió cuando se alzó en armas que- mando el desván y la cocina. Nunca hubiésemos sospecha- do que era un hombre, un indio, y mucho menos un indio de lanza, tal era lo misterioso de su personalidad.
— Nada del otro mundo y otros cuentos de Roberto Fontanarrosa (Page 74 - 75)
Une citation qui fleure bon le racisme à l'ancienne, le mépris de classe et de race à l'égard des «indiens», agrémenté ici de transphobie. Un livre qui appartient certainement à une époque où il aurait mieux fait de rester.